Cesc Fàbregas estuvo dos horas en el aeropuerto de Moscú, sin visado,
esperando para poder entrar en el país. Al parecer el jugador tiene dos
pasaportes y viajó con el incorrecto, el que no tenía el visado para
poder entrar en el país. Así se lo hicieron saber al intentar pasar por
el control de pasaportes y estuvo solo, al lado de los lavabos y mirando
su teléfono móvil hasta que el club pudo solucionarlo.
La expedición que trasladaba al Barcelona llegó a Moscú a las 21.40
hora local (tres horas menos en España). Los jugadores, que ocupaban las
primeras plazas del avión de Turkish Airlines fueron los primeros en
desocupar el avión. La sorpresa para los periodistas fue encontrarse a
Fàbregas, 20 minutos después de que todos sus compañeros se hubieran ido
en el autobús, en una esquina cercano a los lavabos intentando pasar
inadvertido. Obviamente no lo consiguió. Es Cesc, en fin.
Mientras, el encargado de seguridad del primer equipo, Alvar
Mallafré, comenzaba los trámites necesarios para que el jugador pudiera
pasar y entrar en el país. Fàbregas terminó sentado en el suelo sin
dejar de mirar a su teléfono móvil en una imagen cuando menos curiosa.
Mientras, sus compañeros y el cuerpo técnico ya habían llegado al hotel
para cenar y descansar.
-marca-
No hay comentarios:
Publicar un comentario